Si siembras y no recoges,
verás crecer la flor pero no podrás disfrutar su aroma.
Si siembras y olvidas,
verás brotar la semilla y morirá su fruto.
Si siembras y te alejas,
recoger tu cosecha vendrá de otras manos.
De todos los corazones sembrados,
seguramente uno, será el que te falta.
Siembra, arriesga y recoge.
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